No importa que color político gobierne, siempre he salido a la calle a defender mis derechos como trabajadora. Porque si algo tengo en claro, es que los cargos son momentáneos, pero docente seré toda mi vida, por tanto siempre estaré parada en ese lugar.

Nunca en mis diez años como maestra, fui en contra de una medida de reclamo del sector educativo, porque realmente pocos han sido los gobiernos que a lo largo de la historia, han implementado políticas públicas para beneficio de la educación pública Argentina. Y me refiero a decisiones en serio, esas que sabemos que darán sus frutos mucho después de los tiempos en los que llega la campaña proselitista para cosechar nuevos votos.

Hoy, nuevamente escribo desde mi lugar de trabajadora docente, que en medio de una pandemia, nos hemos puesto al frente de batalla, para garantizar aquello que el gobierno de turno no puede, y es llegar con las actividades y el derecho a la educación a cada uno de nuestros gurises que merecen contar con las mismas oportunidades. Un sector que hoy se ve afectado por esta ley de emergencia, que intentan disfrazar con palabras lindas, como justicia social y solidaridad, y que no es más que otro ajuste injusto sobre el bolsillo de trabajadores que han hecho una carrera de años, que han llegado a lugares inhóspitos o concursado y ganado lugares de ascenso en el escalafón docente para acceder a un mejor ingreso económico.

Esos que durante 4 años, se cansaron de etiquetar a un gobierno de otro color político como sinónimo de ajustador por sus políticas implementadas, hoy votan una ley de emergencia con apenas 3 días de evaluación, que representa una afección directa al salario de tantos trabajadores activos y jubilados que ganaron cada peso con digno trabajo e invalorable aporte a la sociedad entrerriana.

«Van a hacer el esfuerzo los que más ganan», dicen los legisladores. ¿75 mil nominal son los que más ganan? Sepan que no es ese importe lo que gana de bolsillo un trabajador, sino que es mucho menor. Y sepan que los grandes empresarios bancarios, farmacéuticos, no van a pagar el costo. La historia muestra que siempre se traslada el costo a la clase trabajadora, aumentando los precios en servicios o productos, porque las clases privilegiadas jamás pierden.

Estoy angustiada, indignada, y repudio completamente el accionar de los diputados y senadores que han sido obsecuentes con el gobernador que pertenece al mismo color político que gobierna nuestra provincia hace más de 16 años y que aún tienen el descaro de echar culpas afuera, ante una medida adoptada que no encuentra justificativo.

Solo espero que los trabajadores tengamos memoria, porque en diciembre, cuando la provincia ya presentaba serios problemas económicos, la clase política se aumentó el 50% los sueldos, en los meses siguientes se otorgaron jubilaciones de privilegio y hoy salen a pedir un esfuerzo a la gente que no sabe cómo sobrevivir a una crisis económica terrible, acrecentada por la pandemia.

(Yohana Fucks)